lunes, 18 de julio de 2011

Proceso de fabricación del jarrón ~

Tanto la cerámica de Talavera como la de Puente, pertenecen al tipo de loza vidriada con decoración sobre cubierta y pintada a mano. Esto significa que son piezas de arcilla cubiertas de un esmalte vitrificable sobre el que se dibuja la capa decorativa con pincel.
Las fases que hay que seguir para completar el proceso cerámico no han variado a lo largo de los siglos. Hoy en día los pasos a seguir son exactamente los mismos que hace 500 años, si bien no se ha renunciado a los avances tecnológicos y a la especialización para lograr un producto terminado de mayor calidad. Concretamente, el uso de modernos hornos que permiten controlar casi a la perfección la presión y la temperatura en los procesos de cocción (cochura), es uno de los avances más importantes.


Proceso ~





1) Observación y purificación de la ortilla
Son la plasticidad de la arcilla y la dureza que adquiere al cocerla las cualidades que la convierten en la materia prima de la alfarería a lo largo de la historia de la humanidad.
Antiguamente la arcilla se extraía de unos terrenos cercanos a Talavera, en la vega del Tajo, en el vecino pueblo de Calera. La arcilla se sometía a procesos de decantación y putrefacción para obtener la materia prima que conformaba el alma de cada pieza.
Arcilla

2) Dar forma a la arcilla: torneado, moldeado o modelado
Trabajo en el torno
Con el sistema del torneado se obtienen objetos o piezas de formas redondeadas. El torno del alfarero es un disco que por impulso manual o mecánico, gira horizontalmente y que lleva en su eje una pequeña mesa horizontal, sobre la que se coloca la pieza de arcilla que se ha de tornear. La velocidad de giro del torno y la presión de los dedos hacen subir la pasta para que el alfarero pueda modelarla.

3) Primera cochura o “juagueteado”
Cochura es lo mismo que cocción, y en este caso consiste en meter en el horno las piezas de arcilla, para conseguir la dureza característica del barro cocido.piezas "juagueteadas"

4) Vidriado blanco o esmaltado
El ceramista recibe las piezas de arcilla sin ningún tipo de barniz, y para conseguir el vidriado blanco característico de las piezas de Talavera, sumerge cada una en una mezcla de sulfuro de estaño y algún fundente disueltos en agua. La riqueza o no de la mezcla en estaño hará variar, tras la segunda cocción, el vidriado de color blanco a tonalidades cremosas por transparencia de la arcilla. Esto último más característico históricamente en la cerámica de Puente del Arzobispo.

5) Decoración pictórica con óxidos colorantes vitrificables
Colores cerámica
Ya tenemos preparado el lienzo: una pieza de arcilla cubierta por una fina capa de sulfuros vitrificables. La pinturas con las que pintar y decorar sobre este lienzo que tiene que pasar la prueba del fuego son óxidos colorantes vitrificables disueltos en agua, resistentes como mínimo a temperaturas de 900º C (temperatura necesaria para la vitrificación de la capa de esmalte blanco). Los colores llamados de “gran fuego” que resisten esta temperatura y que dan color a la cerámica de Talavera son el ocre o anaranjado (óxido de hierro), el amarillo (antimonio), el azul (cobalto), el verde (cobre) y negro (manganeso).
6) Segunda cochura
Es en esta cocción en la que la vitrificación de la capa de sulfuro impermeabilizará la pieza, y la de los óxidos mostrará la riqueza y el arte de la decoración.
En los hornos antiguos era necesario proteger las piezas dentro de unos recipientes de barro juagueteado llamados “cobijas”, para evitar su contacto con el calor directo y con el humo y así evitar la descomposición de los colores al quemarse. También hoy en día, aunque los hornos ha evolucionado mucho, si el proceso de cocción sufre variaciones inesperadas, puede destruirse en un momento el trabajo de días e incluso de semanas.

Piezas acabadas

Jarrón ~



Jarrón , pieza en forma de jarro que se utiliza para decorar salones, recibidores, corredores o bien espacios abiertos como escaleras o jardines. Su función es meramente ornamental utilizándose en ocasiones para contener flores, por cuyo motivo en algunos países hispanohablantes, cuando no son excesivamente grandes, también se los suele llaman "florero", por ejemplo en Argentina.
En algunos jarrones se colocan flores artificiales, cuya industria comienza en el siglo XVI, se extiende a lo largo del siglo siguiente y se perfecciona desde el siglo XVIII.